La segunda entrega de Misión imposible de John Woo a pesar de ser una de las más taquilleras de la saga y contar con el beneficio de la crítica especializada, a la larga se convirtió en una lacra que a día de hoy se sigue considerando la peor. Dejó la saga en un punto en el que Paramount no sabía qué hacer con ella.
Tras barajar a Joe Carnahan (Narc, Ases calientes) como director, además de fichar a Carrie Ann-Moss (recién salida del éxito de Matrix), Scarlett Johansson y Kenneth Brannagh de villano la producción se encontró con una huelga de guionistas y todo parecía abocado un desastre. Hasta que llegó el hombre clave del desarrollo de la saga, el siempre infravalorado J.J. Abrams, que debutaba en el cine como director con este proyecto.
Éste triunfaba en televisión con Lost, años antes despuntó con Alias. Una serie de espías muy vibrante y cargada de acción que protagonizó Jennifer Garner. A Cruise le encantó la serie y quería su versión de Alias en película y para aquellos que disfrutaron de la serie, encontrarán muchos puntos en común (ese arranque del filme en un momento cargado de tensión, para después arrancar con un flashback).
La historia, Ethan Hunt vive retirado de la IMF. Vive feliz junto con Julia (Michelle Monaghan) y está a punto de casarse. Pero una agente que adiestro, ha sido secuestrada (Keri Russell) y tendrá que ir a su rescate. Para ello contará de nuevo con Luther (Ving Rhames), además de otros dos agentes (interpretados por Maggie Q y Johnathan Rhys Meyer) y con la ayuda en la distancia de Benji (Simon Pegg en su primera participación en la saga).
Una de las grandes bazas del filme es contar con un villano de altura como Phillip Seymour Hoffman, a diferencia de la anterior, donde Dougray Scott se pasaba todo el metraje con cara de preocupado y poco más. Mencionar aquella escena en la que Cruise se hace pasar por el villano con una de esas increíbles mascaras y Hoffman por un momento se convierte en el héroe.
La acción es un continuo no parar, los set pieces son estupendos, desde la infiltración en el Vaticano, el ataque en los puentes (donde a más de uno se acordará de Mentiras arriesgadas) o su clímax final ambientado en Hong Kong donde Cruise realizaba a su gusto todo tipo de acrobacias. A eso hay que añadir la banda sonora del habitual de Abrams, Michael Giacchino.
Con todo esto, en líneas generales, esta entrega es un entretenimiento de primera. Curiosamente no supero en taquilla a la anterior pero Misión imposible 3 sentó las bases de lo que es la saga hoy en día, pese a quien le pese.
Por @ged_joe