Mucho ruido y pocas ideas.
Las pelis de cambio de personalidad son una constante. Casi siempre contienen algún elemento sobrenatural, nos encontramos títulos como Ponte en mi lugar protagonizada por una «prometedora» Lindsey Lohan (antes que las drogas y las malas compañías destrozaran su carrera) o Este cuerpo no es mío con Rob Schneider (otro que prometía como cómico pero tenía su fecha de caducidad). En 2011 se volvió a tomar la idea, en esta ocasión protagonizada por dos actores con perfiles bien diferenciados, Jason Bateman y Ryan Reynolds pre-Deadpool.
La historia es bien sencilla, dos amigos de toda la vida, se reúnen para irse de fiesta. Uno de ellos es un trabajador incansable y padre de familia mientras que el otro es todo lo contrario, soltero empedernido y juerguista incansable. Ambos tras sincerarse mientras están miccionando en una fuente, que les gustaría tener la vida del otro se van a llevar una desagradable sorpresa (y no se trata de una multa por orinar en un sitio público).
En efecto, al despertarse, el juerguista está en el cuerpo de su amigo y viceversa ¿Qué hacemos? Pues volver a repetir la operación, pero descubren que la fuente ha sido trasladada a otro lugar. Mientras descubren el paradero de la misma, tendrán que adaptarse a la vida del otro de la mejor forma posible.
Todo esto dará pie a situaciones más o menos divertidas. Que según como al espectador le caigan de bien sus protagonistas, les parecerá más o menos gracioso. El problema que el filme va a lo fácil apostando por la escatología (ver a Jason Bateman con las heces de sus bebes la verdad que no es muy agradable de ver) o por los desnudos gratuitos (el personaje de Reynolds es una especie de actor de porno blando). En vez de crear situaciones más divertidas o por lo menos no caer en los tópicos de siempre.
En el reparto, ambos actores más o menos repiten sus roles habituales (hasta el cambiazo mencionado). Le acompañan Olivia Wilde como la sexy compañera de trabajo de Bateman, que es mucho más lanzada de lo que aparentaba. Leslie Mann es la esposa de éste, que no entiende muy bien lo que le sucede a su esposo. Y cerrando, tenemos al veterano Alan Arkin que interpreta al padre de Reynolds con un papel bastante anodino, de esos de hacer algo de relleno.
El cambiazo no es nada del otro jueves, es más podría pasar como un título bien anodino en la carrera de sus estrellas. Si la ves estarás con alguna que otra carcajada o incluso pasarás vergüenza ajena con alguna de sus escenas, pero en ningún momento te aburrirás con ella.
Por @ged_joe