Dolor y pastillas.
Normalmente al escuchar el nombre de Jennifer Aniston lo relacionamos directamente con el mundo de la comedia, alejado de papeles dramáticos importantes, pero a veces surgen oportunidades en la vida de demostrar que no sólo vales para la comedia. Este es el caso de Cake, en el que podemos ver a Jennifer Aniston dándolo todo, con una interpretación magnífica, y lleno de apariciones de lujo como la de Sam Worthington, y William H. Macy.
Catalogada por muchos medios como “comedia negra”, he de decir que en ningún momento causa la risa, sino todo lo contrario, te atrapa desde el principio, lo que le valió a Aniston estar nominada a los Globos de Oro de 2014, premio que al final se lo llevó Julianne Moore con Siempre Alice.
El suicidio ante la pérdida de un ser querido es la base del film. Claire, lucha contra un dolor causado por lesiones a base de medicamentos y poca rehabilitación, exceso de los cuales les produce alucinaciones, en las que ve a la mujer de Worthingon, Nina, interpretado por Anna Kendrick, personaje totalmente desaprovechado, ya que si relegamos de ella, el film obtendría los mismos resultados, pudiendo haber tenido unos diálogos más profundos. Posiblemente, son la parte más floja del film, exceptuando su aparición en los últimos minutos.
Cake fue un absoluto fracaso de taquilla pese a contar con un presupuesto bastante reducido. Las aptitudes dramáticas de Jennifer Aniston son lo más destacable de una película que rodada de otra manera en la que no hubieran buscado la lágrima fácil, hubiera conseguido más, aunque sin duda, es un film bastante decente y recomendable. Esperemos más papeles dramáticos de Jennifer Aniston en el futuro.
Por @javi_cine